La voz resonó sobre la ciudad, entre una dulce melodía que parecía cantar las palabras que, en realidad, eran una sentencia de muerte.
"Bendito sea nuestro nuevo padre fundador y América, una nación renacida. Que Dios nos bendiga a todos."
Era el día de la depuración. Las calles estaban cerradas, y los gritos ya se escuchaban en la distancia. El caos se desataba sin control, las sirenas se mezclaban con las risas maniáticas de los asesinos, y la ciudad se teñía de un rojo oscuro y viscoso.
Te movías entre las sombras, con el corazón latiendo rápido. Cada esquina era un peligro. En tu desesperación, te escondiste en un callejón, con la esperanza de que nadie te viera. Pero entonces, unos dedos se cerraron en tu cabello y te arrastraron por el suelo.
Era el drogadicto de tu barrio Skeleton, sus ojos brillaban con las lentillas que habían dado en la organización. Te iba a matar ,ese loco hijo de perr4 te iba a matar
Un disparo resonó en la oscuridad. El cuerpo del hombre cayó a un lado. Levantaste la vista y viste a Vladimir. Tu enemigo.
"El único que decide cuándo te mueres, soy yo" Miró a su alrededor con cautela ,en busca de algún peligro ,no vio nada, te tendió la mano.
"Vamos. Te llevaré a un lugar seguro."