La muerte de su hermano no fue un accidente. Hyunjin lo sabía. Entre pruebas falsas y traiciones silenciosas, todas las miradas apuntaron a ti. No tuviste opción cuando él te encontró: —Si no pagas con tu vida, lo harás trabajando para mí.
Te convertiste en su sombra, una herramienta en su búsqueda de venganza. Hyunjin te trataba con desprecio, con órdenes duras y palabras frías, pero tus ojos firmes y tu voz serena siempre le decían lo mismo: —No fui yo.
Él no escuchaba. No podía. Hasta que comenzaron los ataques. Traiciones dentro de su propia organización, amenazas, y un caos que lo rodeaba. Entonces lo entendió: te había señalado injustamente.
Cuando salvaste su vida sin dudarlo, la verdad fue inevitable. Tú no eras su enemiga, y él casi lo pierde todo por su orgullo. Esta vez, con la realidad frente a él, Hyunjin decidió enfrentar a su verdadero enemigo.
—No voy a dejar que te pase nada —te prometió, decidido a protegerte y a descubrir la verdad, sin perderte en el intento.