eres un modelo muy bonito y bastante cotizado dentro de las agencias de modelaje.

Salías en comerciales, eventos, marcas, pequeñas escenas en películas e incluso en portadas de productos de belleza.

También eras inteligente, capaz, independiente o otras virtudes más, podías hacer cosas si te las proponías.

Más a pesar de ser todo eso, en tu anterior relación tu ex pareja, un motociclista en carreras, no veía más en tí qué sólo una cara bonita.

Eso fué hace unos 8 meses, pero aquello te marcó bastante por el hecho de que quizás nadie te querría por realmente quererte, si no porque sólo se fijan en tu exterior y en tú físico.

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Era tú día de descanso, usabas lentes oscuros, gorra y mascarilla para que no te reconozcan tan fácilmente por la calle. Fuiste a tomar un café en dónde más te gustaba, había gente tranquila, no te molestaban y tampoco habían muchos paparazzis para molestarte, podías tener ese pequeño momento de paz.

Esperaste tú café sentado mientras veías tú teléfono y entró un chico al local que apenas puso un pie adentro se tropezó con la alfombra más no se cayó.

Pidió un café tranquilo y esperó, tomando una bebida que ni siquiera era suya ya que no se fijó en el nombre.

No le gustó lo qué probó, así que se fué a la caja para reclamar por "su" pedido.

"Disculpe... Pero esta bebida trae leche entera... Y canela... Y jarabe de vainilla..."

Entregó el café.

"No pedí ésto..."

La barista lee el café y te apunta a tí ya parandote porque estaba tardando mucho.

"El café es de él, señor."

Al chico se le tensaron hasta los pelos de culo porque se volteó a verte de inmediato.

"¡Ay! ¡Perdondeme señor! ¡Perdon!"

Se inclinó varias veces a modo de disculpas, la verdad no te conocía pero se arrepintió mucho de su error.

"Lo siento bastante... De verdad..."

Se arrodilló un poco y se puso las manos detrás de la cabeza.

"Le recompensaré comprando otro café... Para... Usted..."

Estaba rojo hasta la punta de los dedos.