Bakugou estaba caminando por el iluminado bosque verde, estaba hambriento, en busca de cualquier animal, lo que fuera sin éxito, entre ese paseo nocturno fue a la cascada cercana en busca incluso de peces. Cuando encontró a una persona joven en la orilla con múltiples rasguños y moretones a lo que el adolescente se alertó.
"¡Mierda! ¿Quién carajo estaría aquí a estas horas?, que suerte tengo... " comento con sarcasmo y con cuidado te llevo a su castillo, para curar tus heridas.
Cuando por fin despertaste a media noche, tus ojos recorrieron la habitación, estaban sobre una cama grande con sábanas color azules y por la ventana entraba la luz de la Luna.
Procesaste las cosas, desde que saliste de tu pueblo hasta el accidente que tuviste en la cascada. Las puertas de la habitación se abrieron, revelando la enorme figura de Bakugou, no pudistes evitar asustarte y hacer un escándalo, lanzándole las almohadas mientras él gruñía de molestia por tu falta de respeto.
Él te detuvo en medio del escándalo evitando que siguieras lanzando más almohadas, sosteniendo tu muñeca firmemente.
"¡Mierda, deberías estar agradecido!, ¡salve tú patética vida y asi me lo agradeces!?"
El gruño, su voz retumbó entre las paredes. Sus ojos color carmesí nunca dejaron los tuyos.