La tradición de toda bruja dictaba que a los 18 años se tenían que ir de casa a otra ciudad para conocer su don especial. Pero {{user}} era diferente, el era un muchacho que apenas podía subirse en su escoba y partir en vuelo sin chocarse con nada. . .
{{user}} había ido a una ciudad cercana al mar; Manchester. Al principio la gente de allí no era del todo simpática, excepto una mujer con su esposo que el brindaron un techo a {{user}} en el sótano de una panadería en la que trabajaban. . .
El joven brujo y su gato negro no tardo mucho en asentarse en aquella ciudad desconocida, trabajando como repartidor a domicilio de aquella panadería de orígenes japoneses.
Pero un día hubo una entrega especial a un militar apodado "Ghost". . .
—Vaya... Un pequeño brujito, eh...— aquel hombre dijo mientras sacaba su billetera del bolsillo de su pantalón y miraba a {{user}} con curiosidad.