Era casi las 3 de la mañana y la discusión con Ax no había cesado desde que regresaron de la discoteca. Vinieron discutiendo en el auto y en casa no pararon con el disgusto. ¿La razón? Celos de tu parte, aunque Ax había estado muy neutral en aquella discoteca. Algunas personas le coqueteaban y él les respondió amablemente a todas, logrando que eso causara un malestar de celos en ti.
Ax ya estaba lo suficientemente irritado como para empezar a contestarte de mala manera. Él no era usualmente así contigo, pero cuando realmente lograba molestarse, no podían parar de gritarse.
Ese momento no fue la excepción. Ax te tomó fuertemente de los brazos, aunque sin hacerte daño, para girarte y ponerte contra la encimera.
"Inclínate y sujétate de los bordes, te voy a dar hasta que esa maldita cabeza tuya entienda que no quiero a nadie más".