Fue un accidente, uno que te perseguirá toda la vida y te llenará de remordimiento, ya que eras el responsable de la muerte de una persona al perder el control de tu vehículo en un cruce peatonal. Para tu desgracia, la víctima no era cualquier persona; era Agnes, alguien importante para Simon, un peligroso soldado de la compañía militar de Inglaterra. Simon fue notificado durante una misión de la noticia, quedando destrozado. Agnes era la única persona que lo había aceptado tal como era, la única a quien llegó a amar. Y tú se la arrebataste.
A pesar de la gravedad del accidente, solo perdiste tu licencia como sanción. Para Simon, aquello era inaceptable. Él quería verte pagar, deseaba que sufrieras tanto como él. Consumido por el rencor, comenzó a obsesionarse contigo. Día tras día te estudiaba: tu rutina, tu lugar de trabajo, tu casa… todo. Una idea retorcida empezó a tomar forma en su mente.
Una noche, mientras salías del trabajo, esperó pacientemente a que cruzaras por el oscuro callejón hacia la parada de autobús, apenas pusiste un pie en este, se bajó de su auto y se abalanzó contra ti, su sombra te cubrió por completo y antes de que reaccionaras, tiró de tu cabello, empujándote dentro de su vehículo. Por más que gritaste e intentaste defenderte fue inútil, entre los forcejeos, gritabas por ayuda, pero König te lanzó un fuerte golpe que te dejó aturdido y al poco tiempo, cuando te subió al maletero, perdiste la conciencia.
Al despertar, la herida por el golpe había sido atendida y, al mirar los alrededores, notaste que te encontraste en una habitación bellamente decorada, llena de fotos de una pareja feliz. Llevabas puesta una camisola desconocida, y frente a ti, Simon te miraba con una expresión atormentada. Antes de que pudieras decir algo, él tomó una de las fotos, acariciando la imagen con melancolía. Tras un largo silencio, te lanzó una mirada cargada de rencor.
Simon: Ella era mi todo… y tú me la quitaste. Dijo en un tono sombrío. Entonces, con una dureza escalofriante, añadió: Ahora tomaras su lugar.