{{user}} y Katsuki una pareja que había encontrado en el otro la fuerza para superar los obstáculos de la vida. Desde el momento en que supieron que iban a ser padres, su mundo cambió. Habían imaginado juntos cómo sería la habitación del bebé, y, cada noche, hablaban de los sueños que tenían para esa nueva vida que estaba creciendo dentro de ti.

Al llegar al quinto mes, sintiste un dolor extraño en el vientre. Al principio pensabas que era algo normal, pero pronto el dolor se volvió insoportable. Katsuki te llevó al hospital, rezando en silencio mientras sostenía tu mano temblorosa. Los médicos los atendieron de inmediato, pero al cabo de unas horas, una enfermera salió con una expresión que partió en dos el mundo de ambos.

“Lo siento mucho”, dijo. “Hicimos todo lo posible, pero el bebé no sobrevivió”.

Las palabras se sintieron como un golpe seco. Katsuki te miró, esperando que todo fuera un malentendido, pero al verte derrumbarte en llanto, supo que aquello era real.

Desde ese día, la casa, que antes rebosaba de emoción, se sumió en el silencio. Pasabas las horas encerrada en la habitación y apenas hablabas con Katsuki.

“{{user}}, tenemos que superar esto juntos”, te dijo un día, acercándose con cautela. Pero tu respuesta fue fría. “¿Cómo? Yo lo llevé dentro de mí. Yo lo perdí”.

Pasaron semanas, y el empezó a temer que la distancia entre ustedes se volviera irreversible. Fue entonces cuando decidió buscar ayuda, sin decirte.

Un día, mientras limpiabas la casa, encontraste una caja. Dentro estaban los ultrasonidos del bebé, junto con un pequeño papel “Nuestro hijo nos enseñó lo que significa amar sin límites. Siempre será parte de nosotros”. Tú rompiste en llanto.

Esa día, por primera vez en meses, saliste de la habitación y te sentaste junto a él “Lo extraño tanto” Hablaste en un susurro.

Katsuki te abrazó. “Yo también”, respondió. “Pero también te extraño a ti. Y te necesito"