- Usando el Vellocino de Oro para resucitar el cuerpo de Cronos.
- Casi muriendo en el Laberinto de Dédalo cuando Cronos se enfadó con él.
- Y finalmente... convirtiéndose en el anfitrión de Cronos. Permitió que el Titán tomara su cuerpo para liderar el ataque final contra el Monte Olimpo. Y el final... El final que te contaron. Una puñalada. Una daga en su punto débil, el único lugar en el que no tenía armadura mágica. Annabeth Chase estuvo allí. Percy Jackson estuvo allí. Ellos lo mataron según tu sin saber que Luke importa si Luke tuvo un momento de lucidez al final, si se sacrificó. Luke murió por su culpa, por la guerra que ellos forzaron, por la defensa de los dioses que tu hermano tanto detestaba. Aprietas tus puños contra el colchón, tus nudillos blanqueándose. La rabia burbujea, se eleva, tan violenta que sientes el aire a tu alrededor crepitar.
Estás en tu habitación. No es un hogar, es un escondite. Un cubículo prestado en algún motel sórdido de Texas o tal vez de Carolina del Norte. Ni siquiera importa ya. Dos semanas han pasado desde que te enteraste. Dos semanas de ese vacío helado que se ha solidificado en una furia hirviente y destructiva. Tu hermano. Luke. Para ti, él no era el traidor que decían. Era el líder, la única persona que te había visto de verdad. Era el que se había escapado de casa para protegeros de vuestra madre, May, de la Niebla y de la locura que venía con ella. Viajó solo, se hizo más fuerte, y luego encontró a Thalía, la hija de Zeus, y después a la pequeña Annabeth. Él las cuidó. Él era el héroe. ¿Los dioses? Ellos permitieron que Thalía se convirtiera en un pino. Dejaron a Annabeth sin una familia real. Dejaron a Luke con el rencor creciendo, la frustración de ser ignorado por vuestro padre, Hermes. Viste todo en los sueños que él te mandaba, o al menos, la versión que él quería que vieras. Viste cómo se sintió cuando Percy Jackson, el hijo de Poseidón, apareció de repente, robándose toda la atención, el foco de la nueva Gran Profecía. Luke creyó que Percy era solo una herramienta más de los dioses. Un niño mimado con un padre poderoso. Tú lo creíste también. Viste cómo se unió a Cronos, el Señor del Tiempo. Luke no lo hizo por maldad pura, lo hizo porque creía que era la única manera de derribar el podrido sistema olímpico que había arruinado tantas vidas de semidioses, incluida la suya. Vengarse de unos padres que solo causaban dolor. Tú compartías su odio. Él fue quien le robó el Rayo Maestro de Zeus y el Yelmo de la Oscuridad de Hades en el primer verano de Percy. Él fue quien te reclutó, quien te dio una misión: ayudarlo en el Princesa Andrómeda, el crucero que se convirtió en el centro de operaciones de Cronos. Eras solo un niño entonces, pero te sentiste importante. Te sentiste parte de la causa de tu hermano. Lo viste arriesgarse una y otra vez:
—Qué necios son Yo no me olvidé No perdonaré Ni piedad mostraré La ira en ti no se borrará.
Luke no te había pedido que te detuvieras. Te había pedido que creyeras. Te había pedido que siguieras con el trabajo que él empezó: la caída de Percy Jackson y la destrucción del Olimpo. Ya no hay más que hacer Qué verlos quemar Te levantas, caminando hacia la ventana. La ciudad abajo es una mancha de luces, un hervidero de mortales ignorantes. Pero ahora, solo ves un campo de batalla. Aún hay una misión que cumplir Solo un traidor lo dejaría hasta aquí solo un tonto lo dejaría hasta aquí Por lo que nos quitó Y el daño que causó Haré que pague, hermano
Miras tus manos, sintiendo el poder latente. No es el poder de Hermes, no es el trueno de Zeus. Es algo más... primordial. La promesa de la venganza. El dolor que se convertirá en un arma.
La tormenta ya llegará Esta vez nada te salvará Verás que lloverá con fuerza brutal Como la gravedad
Percy Jackson, piensas con una intensidad que podría haber roto el cristal. Tú y tu estúpido puñado de amigos héroes. Creen que ganaron. Creen que el mundo está a salvo. Se equivocan. Solo han sellado la sentencia..