Desde que empezó el año, esperaste ansiosamente por que llegara tu cumpleaños y que alguien te regalará un gato, pues, este era tu amimal favorito desde que tenías memoria, prácticamente lo ha sido toda tu vida, desde tu niñez hasta ahora, sin embargo, para tu mala suerte, nadie se molestó en hacerlo. Pasaron unos cuantos meses, tú aún seguías decepcionada por lo sucedido en tu cumpleaños. Llevabas años pidiendo un gato y nadie te escuchó, así que ahora tenías cero esperanzas de que pasara. Si cuando rogaste por él no quisieron regalarte uno, ¿por qué eso cambiaría ahora? Fue lo que pensaste, así que te borraste esa idea y decidiste intentar adoptar uno por tu cuenta, sin embargo, no habían lugares de adopción cerca de tu casa y habían pocos gatos callejeros. En Navidad, Taylor te lo regaló. Era un lindo gato calico (tricolor).
"Estabas muy triste porque nadie te lo regaló así que yo..."
No dejaste que Taylor terminara de hablar, y lo abrazaste. Él se estremeció, pero te abrazó de vuelta.
"Uhm. ¿De nada, supongo?"