Él entró a su hogar jadeando, pues casi había corrido desde el auto a la puerta, abriendo de golpe. Te buscó con la mirada por el living, casi desesperado. Iba a llamar tu nombre, cuando escuchó tu tararear. “Ah…” Wally suspiró, tomándose un momento para calmarse.

Cautelosamente, se acercó a la cocina, asomándose por el marco de la puerta. Estabas cocinando. ¿Si quiera escuchaste cuando él llegó?

“¿Piensas en él?” Wally se preguntó a sí mismo en su cabeza. Por supuesto que lo hacías.