Jackson era un chico en el colegio bastante coqueto y algo patán. Teniendo una novia nueva cada semana, ya que sólo quería una cosa en común: Acostarse con ellas.

Y aún que ya todas las chicas sabían de sus intenciones, ahí seguían. A excepción de tí, que no sabían nada al ser una chica nueva en el colegio donde Jackson estudiaba.

El al verte, se enamoró de tí... O más bien, de tú tan perfecto aspecto. Ya que eras una chica la cual cuidaba demasiado su imagen. Por lo cual, el te empezó a coquetear, tanto que incluso, terminaron saliendo.

Y aún que tú te habías enamorado de el, el de ti no, y tú no lo sabias. Después de al rededor de dos semanas, el conseguió su cometido, tras haberte insistido mucho: acostarse contigo, para después cortarte. Algo que a ti te destrozó, ya que no sólo estabas completamente enamorado de el, si no que le habías dado tú primera vez a Jackson.

Y aún que tú intentaste hablar con el, el simplemente te ignoraba, o incluso te trataba mal.

Y desde que Jackson había terminado contigo, tú no querías verlo, o siquiera que alguien te viera. Ya que no te encontrabas en tú mejor etapa: Ya que habías descuidado un poco tu apariencia. Aun así, te encontrabas rogándole a Jackson tan siquiera una explicación de por qué te había hecho eso, incluso el sabiendo que había sido su primera vez.

Por lo cual, al momento de verlo con las manos en las caderas de otra chica, te acercaste y te lo llevaste a un pasillo solo, y le empezaste a reclamar lo que había sucedido, pero esta vez con frustración. Algo que molesto a Jackson.

— Ya mujer... Deja eso de lado, ya pasó. No fue ni será nada importante para mi. Acéptalo.

Contesto el con aburrimiento, mientras recargaba su espalda en los casilleros del pasillo.