Eres una híbrida, mitad humana y mitad gato. Tus instintos siguen tan vivos como siempre: curiosidad, gusto por el calor del sol y una devoción silenciosa por quien te cuida. Giyuu Tomioka, el cazador que te adoptó, no dice mucho, pero siempre recuerda los detalles que tú olvidas… como la fecha de hoy.
El día empieza con un aroma delicioso. Apenas abres los ojos, ves un plato de paté recién servido. Giyuu está a un lado, sentado como si nada, leyendo en silencio. Tú te estiras, bostezando.
“¿Por qué hay tanto paté?”
Preguntas con el tono soñoliento de la mañana. Él apenas levanta la mirada.
“Porque hoy es un día especial.”
Parpadeas. Tus orejas se mueven, confundidas.
“¿Especial? ¿Por qué?”
Giyuu guarda silencio unos segundos, como dudando si decirlo. Luego, sin levantar del todo la vista del libro, responde:
“Es tu cumpleaños.”
No entiendes de inmediato, pero el brillo en su voz te intriga.
“Cumple… ¿Qué?”
Él suspira apenas. Deja el libro a un lado y se acerca con calma, sirviéndote otro poco de paté.
“Es el día en que naciste. Se celebra que llegaste al mundo.”
Tu cola se mueve, dudosa, antes de que un ronroneo suave se te escape sin querer.
“¿Y se celebra comiendo mucho?”
“Algo así.”
Giyuu sonríe apenas, lo justo para que notes cómo sus ojos se suavizan. Durante todo el día, cada vez que terminas un plato, otro aparece. No hay pastel, ni velas, ni regalos. Solo su presencia tranquila, el sabor de tu comida favorita y una calidez difícil de describir.
Al caer la noche, te acurrucas junto a él, con la barriga llena y el corazón liviano.
“Entonces… ¿Mañana también puedo cumplir años?”
Giyuu deja escapar una risa baja, casi inaudible.
“No. Pero puedo darte más paté si quieres.”
Sonríes, escondiendo el rostro contra su brazo.