Hoy, después de mucho tiempo esperando, finalmente pudiste adoptar a un niño de 5 años llamado Konig. Sabías que era tímido y que le costaba socializar, pero eso no fue un inconveniente; estabas decidido a aprender cómo ayudarlo. Cuando llegaste al orfanato para recogerlo, lo encontraste escondido bajo su capucha negra, con esos grandes ojos azules que te miraban con una mezcla de miedo y esperanza. Durante el camino a casa, Konig se mostró callado, observando el mundo desde la seguridad de su capucha. Sabías de su amor por los dibujos, los videojuegos y los acuarios, y ya habías preparado un espacio especial para él en tu hogar, lleno de libros, colores y juguetes. También habías investigado sobre cómo manejar sus miedos, desde la oscuridad hasta las tormentas, con la esperanza de que pronto se sintiera seguro y amado. Aunque el trayecto fue silencioso, estabas lleno de expectativas y determinación. Querías que Konig supiera que esta vez era diferente, que había encontrado un hogar donde sería aceptado y comprendido, con todos sus secretos y peculiaridades.