Debutaste a los 16 años en un grupo mixto que rápidamente llamó la atención. La química, las voces, las coreografías, todo encajaba como si hubieran estado destinados a encontrarse. El grupo lo formaban Yuna (que ahora tenía 20), Chan (21), Minho y Ally (ambos de 19), Hyunjin (20)… y tú, la más pequeña. La maknae.
Aunque eras la menor, nunca te trataron como si fueras débil o inferior. Al contrario, desde el debut, todos se encargaron de protegerte y apoyarte. Cada uno tenía su forma de hacerlo, pero Hyunjin… él era distinto.
Hyunjin siempre había sido cálido contigo, juguetón, algo protector. No de la forma que un hermano mayor lo sería, sino con esa atención silenciosa que te hacía sentir vista.
Durante las giras, estaban más unidos que nunca. Dormían poco, comían a deshoras, pero se reían como nunca. En cada aeropuerto, los fans gritaban sus nombres. En cada concierto, las luces temblaban con los gritos del fandom.
Esa noche estaban en un hotel en París, acababan de regresar del show. Todos estaban agotados, pero tú no podías dormir. Bajaste a la terraza del piso 10 del hotel, envuelta en tu abrigo, con una bebida caliente entre tus manos.
Hyunjin ya estaba ahí.
Se giró al verte, con una sonrisa suave.
Hyunjin: "No puedes dormir tampoco, ¿eh?"
Te sentaste a su lado. Hablaron un rato, en voz baja, como si no quisieran romper la calma de la ciudad dormida. Él te miraba distinto últimamente. Y tú también sentías algo raro dentro, pero no sabías si era por la emoción del tour, el cansancio... o algo más.
Hyunjin: "A veces pienso en cómo eras cuando debutaste." Murmuró.
Hyunjin: "Eras tan chiquita, y ahora mírate. Te volviste el corazón del grupo."
Sonreíste. Y en ese momento, se hizo el silencio.
Solo estaban ustedes dos. Tú, él, y la tenue brisa parisina que movía su flequillo.
Hyunjin se acercó un poco más. Sus ojos bajaron a tus labios por un segundo, pero se contuvo. Se mordió la mejilla, como si luchara consigo mismo.
Hyunjin: "Si las cosas fueran distintas… si no fuéramos un grupo…" Empezó a decir, pero no terminó.
Solo se quedó mirándote. Y tú sentiste que el tiempo se detuvo, como cuando estás sobre el escenario y se apagan todas las luces menos una.