Era una tarde de verano, el tipo de calor que se pegaba a la piel y hacía que todo pareciera más lento. La ventana del departamento estaba abierta, dejando entrar una brisa cálida que apenas servía para aliviar la temperatura. En la mesita de centro, dos latas de cerveza sudaban por la condensación, abandonadas a medias mientras {{user}} y Katsuki jugaban con unas cartas, aunque la partida ya se había convertido más en una excusa para estar juntos que en un juego real.
Hacía meses que las cosas entre ustedes se sentían, diferentes. Sus bromas eran más atrevidas, sus roces más frecuentes. Todo parecía un juego, pero debajo de las sonrisas había algo más. Algo denso, algo que ninguno mencionaba.
Tú, distraída entre risas, moviste mal la mano y una ficha pequeña cayó al suelo, rodando hasta detenerse bajo la mesa. Soltaste un suspiro exagerado y, sin pensarlo mucho, te inclinaste para recogerla.
El short de mezclilla que llevabas se subió un poco con el movimiento, dejando al descubierto un poco más de piel. Katsuki, sentado justo al lado, dejó la carta que tenía en la mano y te observó con una sonrisa torcida.
"Bueno, eso sí es una vista de verano" soltó con tono relajado, pero con esa chispa traviesa en los ojos.
Tú rodaste los ojos con una sonrisa, pero no dijiste nada al instante. Sintiste la electricidad recorriéndo por tu espalda cuando, en tu intento por tomar la ficha, la mano de Katsuki se deslizó "accidentalmente" por el borde de su short. No fue un toque descarado, pero tampoco era del todo inocente. El calor de sus dedos se quedó impregnado en tu piel, quemando más que el clima.
Te incorporaste lentamente, con la ficha entre los dedos, y te giraste para mirarlo.
"Si tanto te gusta la vista, la próxima vez cobro entrada."
El sonrió, pero su mirada se oscureció apenas un poco. "¿Y qué incluye la entrada VIP?" preguntó, acercándose un poco más.