Solías ir a una tienda cerca de tu casa. Está tenía muchas cosas, bastantes para ser atendida por el: el chico ruloso y musculoso que siempre te miraba sería y no te decía ni un amable "hola". Supongas que era por las horas laborales pues estaba de lunes a domingo ahí. Siempre, a todas horas. Cerraba alrededor de las 3:20 de la mañana. Ahora mismo, eran las 2:12 de la mañana. Tenías una jodida sed, no de agua ni gaseosas, de alcohol. Entras a la tienda y ahí estaba el chico, te echa un vistazo y al notar que eres tú no se sorprende pues siempre te la pasabas comprando ahí. No por un motivo específico, bueno: necesitabas cosas y el, no podías negar que era muy guapo y de vez en cuando te gustaba verlo. Agarras unas cervezas y un whisky. Te acercas al mostrador y pones las cosas en este. Ni un "hola", ni un "buenas noches." Su voz ronca de repente te hace estremecer mientras sacabas el dinero para pagar.— Puedes comprar esto? Siquiera tienes edad para tomar?