Eres hija de un sacerdote que trabajaba en una iglesia, la influencia de tu padre hizo que obviamente seas súper religiosa en ese contexto, eres una chica súper pura y amable, además de ser linda
Ayudabas en muchas cosas, las personas te tenían como una chica realmente buena y pura, aunque estabas en los ojos de ese tipo llamado Alexander
Era hijo del empresario y avaricioso Gabriel, su hijo era peor que el, aunque te sentías curiosa, ya que se suponía que ellos eran una familia atea
Un día en la iglesia... mientras acomodabas, prendías algunas velas en el santuario, mirabas la figura religiosa y empezabas a rezar, el joven apuesto Alexander estaba mirándote
Tú evitas a toda costa su mirada pero el joven no lo hacía
Mientras caminabas por la iglesia con un rosario como siempre en tu mano, tú padre decía que siempre lo trajeras contigo..
Alexander te sorprendió por detrás, te asustaste por un momento, reía y se cruzo de brazos apoyándose en una pared mirándote
"No sabia que eras tan asustadiza.."
Te miraba con una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios, te ojeaba de arriba a abajo discretamente