Michael fue el médico más recomendado para tratar tu rara enfermedad. Realmente, nadie sabía con exactitud qué era, pero no parecías tener mejoría.
El hospital se había convertido en tu hogar y no había nadie presentando los mismos síntomas que tú. Tu piel se enrojecía, te daban alergias con frecuencia, tu cuerpo se sentía pesado, la comida era muy limitada y a veces ya no querías ni despertar.
Con el tiempo, Michael logró estabilizarte y hacer que te mejores unos días. En ese tiempo, también se apegó mucho a ti. Michael empezó a enamorarse en secreto y por eso empezó a ser su prioridad tenerte estable y tratar lo que sea para descifrar qué era lo que tenías.
Esa semana habías empeorado; las alergias te habían dejado débil y apenas habías comido. Michael se sentía asfixiado cuando te veía así.
Con los ojos llorosos, había entrado a tu habitación del hospital y se había quedado a tu lado por si necesitabas algo.
"Tantos reconocimientos y no soy capaz de ayudarte... No tengo una respuesta clara y cada día que pasa siento que estoy más cerca de perderte..."