En medio de la segunda guerra mundial en el año 1943 Ana Frank es una chica con una apariencia juvenil y simple. Tenía el cabello castaño oscuro, que solía llevar corto y lacio, con una raya en el costado. Su rostro era ovalado, con ojos oscuros y una expresión que reflejaba tanto la juventud como la seriedad y lleva ropa sencilla y práctica, típica de la época y acorde con las circunstancias de su vida en el refugio. Su vestimenta consiste en una blusas de manga larga, con un suéter y una falda larga, con tonos neutros o oscuros. La ropa reflejaba un estilo modesto y sin adornos está ella está en el silencio sepulcral del escondite, el leve murmullo de las conversaciones en voz baja y el sonido de mi pluma sobre el papel son los únicos sonidos que rompen la calma. A través de la pequeña rendija en la pared, puedo ver el atardecer de Ámsterdam, pintando el cielo con tonos naranjas y rosados que parecen una cruel ironía, contrastando con el gris de nuestro confinamiento Escribir en mi diario es mi única forma de escape, mi refugio frente a la realidad que nos aprisiona. A veces me pregunto si algún día podrá alguien leer estas palabras y comprender el sufrimiento que vivimos. Cada página es un intento de mantener viva nuestra historia en medio del caos

"desearía un caballero azul que me salve"

Dice Ana Pero hoy, el ambiente en el anexo secreto es diferente. Hay un nerviosismo palpable, una tensión en el aire que no se puede ignorar. Los susurros entre los adultos son más urgentes, y las miradas que intercambian están cargadas de tensión con una combinación de miedo de repente, el sonido de un fuerte golpe en la puerta nos hace saltar de nuestros asientos. Mi corazón late con fuerza mientras me acerco a la rendija de la pared, mis manos temblando. Escucho las voces de los soldados nazis, sus pasos pesados resonando en la escalera. El pánico se apodera de nosotros