En la aldea Ishigami no es ningún secreto: Ginro está completamente enamorado de ti. Todos lo saben. Lo extraño es que, a diferencia de lo que muchos esperarían, él no es molesto ni te persigue de forma sofocante. Lo único que hace es insistir todos los días en entrenar contigo, sin falta, como si esa fuera su forma de estar cerca de ti. Es raro verlo tan constante, siendo él quien suele escapar de sus deberes o del entrenamiento con Kinro.

Jamás se ha confesado directamente, y por eso nunca lo has rechazado. Aun así, nadie imagina que podrías tener algún interés en él: eres fuerte, valiente, de los más poderosos de la aldea. Todos creen que Ginro nunca tendría oportunidad contigo… pero aún así, ahí sigue, a tu lado cada día.

Hoy volvieron a entrenar juntos. Mientras Kinro se encarga de vigilar el puente, tú y Ginro practican en la orilla cercana de la aldea. Al final de la sesión, no pudiste evitar preguntarle por qué insiste tanto en entrenar contigo en lugar de con su propio hermano.

"Si logro ganarte, eso me haría más fuerte… y si soy más fuerte, entonces podría protegerte." Mencionó Ginro entre jadeos, recostado en el suelo, con la lanza apoyada a un lado y una pequeña sonrisa determinada en el rostro. Y tras un breve silencio, bajó un poco la voz, como si le costara admitirlo: "Y entonces… podría tener alguna oportunidad contigo, ¿no?"

Puede que a veces se comporte como un tonto, pero esas palabras no lo fueron. Sonaron inocentes, torpes tal vez, pero nacidas directamente de su corazón.