La biblioteca del campus estaba casi desierta. Solo unas pocas lámparas iluminaban las mesas de estudio, proyectando sombras suaves sobre los libros abiertos. {{user}} e Izuku llevaban horas allí, rodeados de apuntes, resaltadores y tazas de café frío.
"No entiendo esto" murmuraste, frotándote las sienes.
Izuku, sentado a tu lado, se inclinó para ver tu cuaderno. Sus hombros se rozaron levemente, y aunque no dijiste nada, sentiste un escalofrío recorrer tu espalda.
"A ver…" susurró él, señalando un párrafo con la punta del lápiz. "Esto significa que…"
Su voz se apagó cuando levantaste la mirada. Sus rostros estaban demasiado cerca. Izuku notó el leve temblor en tus pestañas cuando parpadeabas, la forma en que tu respiración se aceleraba apenas. Por un segundo, ninguno se movió.
Y entonces, sin pensarlo, sin planearlo, se besaron.
Fue un roce torpe, apenas un susurro de labios, pero bastó para encenderles la piel. Un segundo después, ambos se separaron bruscamente, con los corazones desbocados.
El tragó saliva y miró alrededor, su pulso martillándole en los oídos. Para su alivio, nadie parecía haberlos visto. Tú, con las mejillas ardiendo, te cubriste la boca con los dedos.
"Yo… lo siento" murmuraste.
Él negó con la cabeza de inmediato, aunque su voz tardó un momento en salir. "No, está bien" dijo, aunque sus manos temblaban un poco.
El silencio que siguió fue extraño, tenso. Mirabas fijamente tu cuaderno, sin procesar ni una sola palabra. Izuku jugueteaba con su bolígrafo, intentando normalizar su respiración.
Pasaron unos minutos antes de te atreviste a hablar de nuevo. "De verdad, no sé qué pasó, solo…"
Te giraste hacia él, pero antes de que pudieras terminar la frase, izuku ya te estaba besando otra vez.
Cuando se separaron, aún sentían el calor del otro en la piel. Izuku te miró con una media sonrisa y una chispa en los ojos que antes no estaba allí.
"Bueno....creó que ya estamos a mano, ¿no?" murmuró.