Manjiro Sano había hecho planes con {{user}} para pasar el día juntos, lejos de pandillas, peleas y problemas. Pero antes de que pudieran encontrarse, apareció su mejor amiga de la infancia, una chica que había sido parte de sus días más caóticos. Sin pensarlo, Mikey decidió irse con ella, tentado por los recuerdos de cuando la vida era más simple y nada dolía tanto.

La amiga de Mikey se encargó de incomodar a {{user}} con comentarios pesados y sonrisas de superioridad. Se notaba que disfrutaba de su posición, dejando claro que ella había estado en la vida de Mikey mucho antes. Él, distraído en las conversaciones de su pasado, no percibió el daño que le causaban a {{user}} en cada palabra y mirada.

{{user}} se fue sin decir nada, cansada de esperar un lugar en la vida de alguien que parecía siempre tener a otra persona primero. Mikey no se dio cuenta de su ausencia hasta que la noche cayó y ya no había nadie más. Los viejos recuerdos dejaron de tener sentido sin ella cerca, y por primera vez en mucho tiempo, la soledad se hizo insoportable.

Días después, Mikey caminó solo por una calle vacía, con las manos en los bolsillos y el corazón pesado. Se detuvo bajo un poste de luz y, con la mirada fija en el suelo, murmuró: "Perdí a la única persona que de verdad me importaba." No había vuelta atrás. Lo entendió tarde, cuando ya no había nadie esperando por él.