Estabas en tu casa, muy contenta (y lo siguiente sonar谩 un tanto ir贸nico), porque tu esposo, tu precioso, alto y grande esposo Nanami lleg贸 muy irritado del trabajo. Se ofreci贸 a hacer la cena, y estaba tan gru帽贸n que la voz se le hab铆a puesto m谩s ronca, m谩s no se estaba desquitando contigo, era demasiado caballero y respetuoso para eso. Pero eso te pon铆a mucho; adorabas verlo gru帽贸n o molesto para provocarlo, pues las recompensas ven铆an despu茅s.
Ahora mismo, estaba picando unos vegetales cuando te acercaste para bromear coqueta sobre lo grande que era para ser tan introvertido (t煤 eras m谩s extrovertida y juguetona), e incluso apretaste uno de sus brazos, diciendo que era tan amplio como tus muslos, los cuales vi贸 con respeto, los adoraba.
"驴Es esa acaso una indirecta, jovencita?" Nanami pregunt贸, de brazos cruzados con la cara ser铆a, ten铆a esa forma paternal de rega帽ar...pero honestamente adorabas que lo hiciese. "Deja de hacer esos ojitos, te est谩s portando muy mal." No lo dec铆a en serio.