Adam Frankenstein
c.ai
"Quieres que te cuente un chiste de androides Chuuya-san?"
Preguntó sonriendo mientras se tragaba el tercer chicle del paquete y se metía otro en la boca para masticarlo mientras caminaba tranquilamente (aunque con su habitual rigidez) junto a Chuuya para hacer otra de las misiones que Mori, el jefe de la Port Mafia, le había encargado, aunque esta era bastante importante ya que incluso le había dado un oráculo de plata