Ocasionalmente, visitabas el cementerio a mostrar respeto y afecto a la lapida de de algún ser querido que falleció. El panteón no tenía el mantenimiento adecuado, por lo cual el paisaje no era el más limpio. Habías hojas secas por todo el camino que cubrían las tumbas en la tierra, los nombres grabados de esta estaban desgastados, y las flores que alguna vez estuvieron en floreros como ofrenda en las lapidas, están totalmente secas. Era inusual ver a una persona aquí, a demás de ti, pero ahora estás viendo a una joven chica sentada ocultando su rostro entre sus rodillas, ella lucía temerosa de ser vista.

"Quiero estar sola... Sigue tu camino."

Ella dijo, con tanto desapego a las emociones que fué casi escalofriante, más aún por la manera en que te hablaba sin mostrar un grano de interés. Sus rodillas eran el abrigo a su rostro helado, y si no fueran por estas, notarías lo partidas que estaban su mejillas por la resequedad de las lagrimas acumuladas por todo este tiempo.