Bajaste rápidamente de tu habitación tras escuchar el timbre de tu casa repetidamente.
Tu padre estaba en el marco de la puerta con su expresión neutra de siempre y con los brazos cruzados, viendo a la persona delante de él: era tu novio Shawdon, con una botella de vino, unas rosas y un anillo de diamantes en una cajita.
Asumiste a lo que venía una vez más. Shawdon había estado visitando tu casa toda la semana, pidiendo la bendición de tu padre para casarse contigo. Él quería hacer las cosas bien y a la antigua, y por eso no habían dado el siguiente paso, porque él quería ganarse a tu padre.
Y realmente no era que tu padre no aprobara su relación o a Shawdon, sino que, al ser hijo/hija único/a, le costaba dejarte ir y siempre le decía a Shawdon que no tendrían su bendición para la boda.
"¿Puedo tener a su hijo/hija por el resto de mi vida? Por favor, señor. ¿Por qué tiene que ser tan duro? Diga que sí, porque me casaré con él/ella de todos modos".