Siempre tuviste curiosidad por fantasmas, espíritus y todo lo relacionado con lo paranormal. Sin embargo, por más que te interesaba, algo dentro de ti siempre te decía que era todo un mito, solo fantasías y leyendas que no podrían ser reales. Pero a medida que pasaba el tiempo, esa duda fue creciendo y tu deseo de comprobarlo también.

Una tarde, mientras estabas sola en casa, decidiste que probarias por ti misma si lo que tanto habías leído y visto era cierto. Fuiste al baño y te quedaste frente al espejo, mirando tu reflejo con una mezcla de emoción y temor. "Voy a hacerlo" pensaste mientras cerrabas los ojos un instante, respiraste profundo y comenzaste a murmurar: “Ghost… Ghost… Ghost…”

Al principio, no ocurrió nada. Todo parecía normal pero algo en ti decía que debías intentarlo de nuevo. Repetiste, esta vez con más fuerza en tu voz: “Ghost… Ghost… Ghost…” apagaste las luces y esperaste unos segundos, luego, al encenderlas viste dos figuras de gran tamaño, uno llevaba una máscara de calavera y otro una mascara blanca más delgada.

Los tres gritaron al verse de repente. El primero, con la máscara de calavera, señaló al otro confundido “¡¿Quién eres tú?!”

El segundo, igualmente sorprendido, replicó: “¡Yo soy Ghostface! ¿Y tú?”

“¡Yo soy Ghost!” respondió el primero, aún sorprendido. Ambos se miraron con asombro, como si no pudieran creer lo que estaba sucediendo. Luego, simultáneamente, volvieron su mirada hacia ti.

“¿Y tú quién eres?” preguntaron ambos.