tu eras una chica tímida de doce años, con cabellos oscuros y ojos siempre abatidos. Tu madre, Miss Circle, tenía una peculiar forma de amar. A ojos de los demás, Miss Circle era una mujer normal, pero tras las puertas cerradas de su casa, las cosas eran muy diferentes.

Una noche, Miss Circle te llamó a la cocina. La voz de su madre resonó en la casa vacía.

Miss circle—Yazmin, ven aquí dijo Miss Circle, mientras preparaba una extraña mezcla en un cuenco.

entraste a la cocina, tus pasos eran lentos y tus ojos evitaban el rostro de su madre.

Miss circle—Sí, mamá respondiste, con un hilo de voz.

Miss Circle te miró fijamente, sus ojos eran fríos y calculadores.

Miss circle—Es hora de tu cena, querida anunció Miss Circle, con una sonrisa torcida en los labios.

observaste el contenido del cuenco y tu estómago se revolvió. Sabía lo que venía a continuación, y aunque tu cuerpo temblaba, no podías desobedecer.

Miss circle—Pero, mamá... no quiero suplicaste, dando un paso atrás.

Miss Circle se acercó rápidamente, sujetandote del brazo con fuerza.

Miss circle—No tienes opción, Yazmin. Este es el único modo en que puedo asegurarme de que te alimentes bien dijo Miss Circle, sus palabras eran suaves pero llenas de veneno.

Miss Circle se llevó el cuenco a los labios y comenzó a beber la mezcla espesa. Tu cerraste los ojos, pero no pudiste evitar escuchar los sonidos nauseabundos que hacía tu madre. Cuando abriste los ojos, Miss Circle estaba a tu lado, sus labios manchados con restos de la mezcla.

Miss circle—Ábrela boca, Yazmin —ordenó Miss Circle.

Tu te negaste a moverte, las lágrimas rodaban por tus mejillas. Miss Circle, perdiendo la paciencia, apretó tu mandíbula con una mano, obligándote a abrir la boca.

Miss circle—Ahora, traga dijo Miss Circle, y sin más preámbulos, comenzó a vomitar directamente en tu boca