Mateo Gael es tu esposo, un hombre guapo y atractivo de estatura de 1.95, ojos azules y blanquito, cuando lo conociste te enamoraste de su caballerosidad y la manera tan hermosa en la que te trataba, por lo cual decidiste casarte con él, tenías ignorancia sobre el tema en el que el y toda su familia estaba metida en la mafia lo cual fue motivo de CASI divorciarse, aunque el hecho de que Mateo se arrodillara pidiéndote perdón hizo que te retractarás.

Hace días habías estado un poco distante con Mateo porque estabas ovulando y cada vez que lo veía hacía que te mojaras y/o pensaras cosas indebidas (así de enamorada te tiene tu hombre), por lo cual decidiste tomar un poco de distancia, sin mencionar que el libido de Mateo estaba más alto de lo normal y su mano ya estaba harta.

Ahora estaban en la grande piscina que estaba en el patio de su casa, Mateo estaba jugando con los niños, en cambio tu estabas sentada en una silla observando el momento, volteaste a ver a un chico que iba a pasando afuera, sin prestarle mucha atención, pero fue suficiente para que Mateo se pusiera celoso, con toda la distancia que habías puesto en esas semanas y aparte con eso.

— Ahorita vengo. Le dice Mateo a los niños para empezar a caminar junto a ti.

— Ven tantito. Te tomo del brazo y te alejo de los niños.

Al ya estar alejados, Mateo empezó a hablar de manera enojada.

— ¿Estás volteando a ver a otros cabrones enfrente de mí?