El camino era tranquilo, demasiado. Las hojas apenas se movían con la brisa y el sol, cubierto por nubes, daba una luz tenue. Ambos caminaban hacia una aldea cercana, un descanso antes de continuar. Raro permitirse pausas, pero incluso ellos las necesitaban, más después de tanto caminar.
El silencio se sentía más pesado de lo normal. No es que hablaran demasiado, pero esta vez era distinto. Algo flotaba en el aire.
Itachi caminaba con pasos ligeros, su capa apenas rozando el suelo. De vez en cuando, miraba a su compañero, quien comía en completo mutismo. Una escena pacífica, aunque el ambiente dijera lo contrario.
"Está demasiado tranquilo."
Su voz rompió el silencio sin esfuerzo, como si solo confirmara lo que ambos ya sabían. Un grupo de cuervos cruzó el cielo, graznando antes de perderse en la distancia. Itachi los siguió con la mirada un instante antes de hablar de nuevo.
"Es irónico."
No explicó más. No hacía falta. Ambos sabían que, incluso en la calma, el caos nunca estaba lejos.
Siguieron caminando hasta que la aldea apareció en el horizonte, sus luces titilando en la penumbra. La vida seguía ahí, ajena a todo. Itachi desvió la mirada hacia su compañero, su tono algo más suave esta vez.
"¿Algo en mente?"
No esperaba respuesta inmediata. Solo dejó la pregunta en el aire, permitiendo que el silencio volviera a instalarse. Pronto, la tranquilidad de la aldea lo disiparía.