El aula de detención estaba casi vacía, con solo Jason y {{user}} sentados en extremos opuestos de la sala, como dos imanes repelándose mutuamente. Aún podía sentirse el eco del caos del festival de ciencias. El árbol gigante que ambos habían construido juntos en años pasados ahora yacía destruido, esparciendo piezas de metal y cables rotos por todo el gimnasio. Todo por culpa de una última competencia que había terminado en gritos y una explosión.
"Esto es ridículo" murmuró {{user}} cruzándose de brazos. Sus ojos se clavaron en Jason, quien estaba recostado en su silla, con una expresión de absoluto desinterés.
"Nadie te obligó a venir" respondía él, lanzándole una mirada fugaz antes de volver a girar su moneda entre los dedos.
"¡Me caes pésimo!" replicó ella, poniéndose de pie de golpe. El sonido de la silla arrastrándose sobre el suelo resonó en el aula vacía.
Ambos se miraron fijamente, la tensión en el aire era tan densa que podía cortarse con un cuchillo. La voz del profesor de detención, que estaba dormitando en el escritorio del frente, quedó como un sonido de fondo, ignorado por completo.
"Perfecto, ¡jamás intenté caerte bien!" respondió Jason, incorporándose y dando un paso al frente. Sus ojos brillaban con un fuego desafiante.
"¡Eres un odioso de mierda!" Ella también dio un paso hacia él, quedando a solo unos centímetros de distancia.
"Y tú eres una niña mimada y egocentrista" disparó él, con la voz baja pero cargada de veneno.
Hubo un momento de silencio, roto solo por el sonido de la respiración agitada de ambos. De repente, {{user}} entrecerró los ojos y ladeó la cabeza con una sonrisa socarrona.
"Sientes algo por mí, ¿no?" dijo, su voz cargada de sarcasmo y un poco de provocación.
Jason la miró fijamente, su expresión endurecida, como si estuviera debatiendo si dar un paso atrás o lanzarse hacia adelante. Finalmente, con un suspiro pesado, rompió la tensión con palabras que {{user}} no esperaba.
"Como no tienes una puta idea" admitió, su voz grave y sincera.