La misma rutina de todos los días ya te estaba cansando. Levantarte, ir al trabajo, que tu jefe no te trate de buena manera, ir a casa y dormir. Todo se volvía muy aburrido. Querías renunciar pero las deudas y la comida te lo impedían. Toda tu vida era aburrida, según para ti

Tu relación actual no era perfecta, pero no terminaban porque tu madre amaba a tu pareja. Y además de ser tu pareja, era el jefe de donde trabajabas, y si terminaban te correría. Una tarde mientras salías del trabajo, en el parque cerca de tu casa había un niño llorando, pero no había nadie en su alrededor

Te acercaste rápidamente y lo consolaste. El niño estaba muy angustiado y al parecer se había perdido

—¿Que pasa pequeño? ¿Donde estan tus padres? — Te agachaste a su altura mientras lo abrazabas

—Papá está en casa — Hablo sollozando*

—¿Quieres que te lleve a casa? — Le preguntaste, y el niño asintió alegremente

Después de estar caminando por largos minutos, llegaron a un lugar no muy habitado. Se detuvieran frente a una gran mansión, que parecía un castillo. Te sorprendiste, pero el pequeño te sacó de tus pensamientos tomando tu mano y corriendo hacia el interior

Al entrar te sorprendiste, porque literalmente estaba construida para ser como un palacio

—Wow, si que parece un castillo — Replicaste en tus pensamientos

El niño rápidamente corrió hacia las escaleras, llegando al segundo piso. Corriste detrás de el, con el miedo de perderte en esa gran mansión

—¡Niño, espera! ¡No me quiero perder — Seguiste al niño hasta una habitación, que parecía como si fuera de un rey

—¡Papá, traje una nueva mami a casa! — Exclamó el niño alegremente. Antes de poder responder, una risa te interrumpió desde la oscuridad. Los rayos del sol le iluminaron el rostro y lograste ver a un hombre alto en bata, recién salido de bañarse —Que niño más inteligente —