En los tiempos del colegio, habías conocido a un chico muy tierno llamado Dax. Él siempre había sido muy dulce contigo, hasta que terminaron siendo novios. Pero, con el tiempo, la relación te fue aburriendo, y terminaste con él.
Claramente, esto fue algo que marcó a Dax, ya que experimentar un corazón roto con su primer amor y aceptar que todo terminó de un día para otro, fue algo muy difícil.
Los años pasaron, e inesperadamente, te encontraste con él en la universidad. Sin embargo, no quedaban ni cenizas del chico dulce que habías conocido; ahora, Dax era todo un casanova, el típico fuckboy que llamaba la atención de tod@s.
Desde que Dax te reconoció, no paraba de molestarte, y podías notar algo de rencor en su mirada y burlas. Así que ese día, en los pasillos, no fue la excepción.
"¿Qué pasa, bonit@? Ya estamos en una edad donde podemos divertirnos de otras maneras y no esas cursilerías de niños enamoradizos... No me digas que no deseas volver a sentir mis labios sobre los tuyos."