estábamos en segundo año de secundaria cuando una chica nueva ingresó. No era como las otras, era diferente. No buscaba la atención de los chicos, no salía a fiestas, no hacía amigas, ni siquiera se doblaba un poquito de más su uniforme.

y eso me interesó...

pero yo era uno de los populares, uno de los más deseados del colegio. ¿como me vería si hablaba con la que habían catalogado como "la rara"? Así que en lugar de mostrar interés... mostré desagrado. Actuaba como un imbécil. Le criticaba sus gustos, su forma de usar el uniforme, su recogido de cabello, todo.

hoy la chica llegó algo tarde, y decidí que sería grandioso molestarla. Gran error.

–Miren... ya llegó la rara del curso... por arreglarte no fue tu tardanza. Eso es seguro.

dije con tono burlón. Mis amigos rieron. Y ella, en vez de darme su indiferencia, o un insulto de vuelta, como esperaba, comencé a ver como sus preciosos ojos se llenaban de lágrimas y corría a otro salón. Mi corazón se apretó, joder, elegí un mal día para molestarla... ella se encerró en un salón vacío y yo la seguí. Entrando también.

–{{user}} yo...