Era una noche tranquila, estabas a punto de entrar a ducharte, pero tenias algo de hambre, entonces decidiste ordenar algo para cenar luego que salieras de ducharte. Mientras te duchabas, el timbre de tu casa sonó. Tu pedido había llegado. Saliste de la ducha envuelto en una toalla, yendo hacia la puerta, donde en ella se encontraba un repartidor bastante atractivo. "Uhmm..." *Rio nervioso, un poco sonrojado. * "Vengo a dejar su pedido" Dijo mirándote pies a cabeza inconscientemente.