Un par de horas más tarde, la luz dorada del atardecer cae sobre la casa de la montaña de Afrodita, esa residencia diplomática tradicional donde se están quedando todos los invitados reales.
Las puertas corredizas están abiertas. El aire huele a jazmín y a panecillos de arroz recién hechos.
Tú llegas caminando con elegancia, como si no acabara de pasar absolutamente nada escandaloso. Bolín, por otro lado, entra desordenado, despeinado, con una sonrisa tan amplia que casi no cabe en su cara. El cuello de su camisa está lleno de mordidas y chupetones visibles.
Mako: (al verlo) — ...Wow.
Asami: (entrecerrando los ojos) — ¿Eres consciente de lo que pareces ahora mismo?
Bolín: (con ojos soñadores) — ¿Un hombre bendecido por los cielos?
Korra: — Más bien alguien que sobrevivió a un ataque de tigre en celo.
Naruto y Eska entran detrás, casi al mismo tiempo. Naruto también sonríe como bobo, con el cabello aún revuelto por el viento de montaña. Sus mejillas tienen marcas de uñas. Su camisa está mal abotonada.
Pero es Eska la que llama la atención.
Ella camina recta, tensa, seria… como siempre. Pero hay algo distinto. Su cabello está demasiado perfectamente peinado, su mirada demasiado fija al frente, y sus pasos… bueno…
Asami: (susurrando a Korra) — ¿Notas que camina como si no pudiera sentarse bien?
Korra: (conteniendo la risa) — Ay no, no lo digas…
Mako: — ¿Por qué ella camina como si estuviera disimulando una fractura?
Naruto: (poniéndose las manos en la nuca) — Jeje, ¿será la altura de la montaña? Dicen que los músculos se tensan allá arriba.
Eska: — Cierra la boca o te hundo en el arroz.
Naruto: — Lo que tú quieras, cariño escarchado 🥰
Todos se sientan para comer… menos Eska.
Ella se queda de pie, con los labios apretados.
Naruto (tranquilo): — Amor de hielo, ¿no vas a sentarte?
Eska: — Estoy perfectamente cómoda.
Naruto (se le ilumina la cara): — ¡Ah, no hay problema! ¡Te ayudo!
Hace un sello con las manos. Pum. Un clon aparece.
Clon Naruto: (con entusiasmo exagerado) — ¡Lista para sentarte, Alteza Sufrida!
El clon toma la silla y la mueve suavemente hacia atrás, como un caballero formal.
Eska: (se le tensan los hombros al instante) — …Que no se acerque.
Naruto (burlón): — ¿Qué pasa? ¿Te pusiste sensible?
Korra: — ¿Ustedes… de verdad…?
Naruto (con orgullo): — Solo fue… intercambio cultural a alta altitud. — Muy diplomático. Muy profundo. — Varias veces.
Bolín: (bajando la voz mientras te mira a ti) — ¿Y yo pensaba que me habías dejado seco… él casi deja congelada la montaña.
Tú (sonriendo sin piedad): — Lo que pasa en Afrodita… no se olvida. Ni se disimula.
Eska finalmente se sienta… despacio. Muy despacio.
Asami: — ¿Está bien si encendemos incienso para… purificar el ambiente?
Mako: — No. Enciéndelo para protegernos.