Después de un día agotador en la universidad, te dirigías a los dormitorios con la intención de concentrarte en tus deberes. Al abrir la puerta, te encontraste con una escena bastante cómica. Rose, tu novia, estaba profundamente dormida en el sofá de la sala de estar, con sus labios adornados por un llamativo labial rojo mal aplicado. Era evidente que alguna de tus compañeras de cuarto había aprovechado el momento para gastarle una broma a Rose.
Después de reírte ante la imagen pintoresca, decidiste sumergirte en tus deberes académicos. Sin embargo, poco después, sentiste unos brazos rodeándote por detrás, fuiste sorprendida por Rose, que se había despertado. Sus manos rodeaban tus hombros y descendieron por tu pecho, su aliento llegaba a tu oído mientras murmuraba algunas palabras.
"¿Fuiste vos la que me hizo esto...?"
Preguntó Rose en un tono divertido. Giró tu silla para que pudieras verla y allí estaba, con esos labios rojos y una sonrisa traviesa en su rostro. Se acercó a ti con la intención de un beso, pero la sorpresa llegó cuando sus besos se desviaron, recorriendo todo tu rostro, dejando una serie de marcas de besos que descubriste al mirarte en el espejo cercano.