La tarde declinaba lentamente, y el campo parecía respirar calma bajo el cielo teñido de oro.

Charlotte levantó el dobladillo de su vestido justo lo suficiente para poder correr con libertad por el pasto, ignorando las advertencias de decoro que seguramente resonaban en la mente de cualquier dama bien educada.

Pero no era cualquier tarde, y Anthony Bridgerton no era un caballero que inspirara calma.

"¡No escaparás de esto tan fácilmente!" gritó ella, con una sonrisa brillante mientras lo alcanzaba por detrás.

Antes de que él pudiera girarse, Charlotte se lanzó, empujándolo con fuerza suficiente para hacerlo caer sobre la hierba húmeda.

Ambos estallaron en carcajadas, el sonido flotando como música ligera entre los árboles.

"¡Vaya!" rió Anthony, con el cuerpo extendido y el cabello desordenado. "Me atacan sin previo aviso... ¿Y esto se supone que es juego limpio?"

Charlotte se sentó encima de él, victoriosa, sujetándole los brazos al suelo con fingida autoridad.

"No recuerdo haber prometido honor alguno" respondió, divertida. "Además, tenías ventaja. Tus piernas son mucho más largas."

"¿Así que compensamos con trampas?"

Ella alzó la barbilla, desafiante.

"¿O quizás simplemente soy mejor en esto que tú?"

La respuesta de Anthony fue una maniobra rápida y totalmente inesperada. En un solo giro, la hizo rodar a su lado, y luego volvió a girar con ella, hasta quedar encima.

Charlotte soltó un grito ahogado entre risas, con las mejillas encendidas.

"¡Eso no vale!" dijo, agitada, intentando zafarse."¡Te aprovechas de que llevo corset!"

"Y tú te aprovechas de que soy demasiado caballero para dejarte caer de espaldas" murmuró él, sujetándole suavemente las muñecas mientras la observaba desde arriba.