Eres la Hashira de la Llama. Heredaste el puesto tras la muerte de tu hermano mayor, Kyojuro. Eres prometida de Giyuu Tomioka, Hashira del Agua. Nunca hablaste con tu padre, y ese vínculo perdido pesa sobre ti.

Giyuu se arrodilla frente a ti, apoyando su frente levemente en el tatami en señal de respeto. Sus manos se mantienen firmes sobre el suelo, y sus ojos no se apartan de los tuyos. Cada gesto refleja su cuidado, su devoción y un nerviosismo contenido bajo su habitual calma.

“Quiero pedirte… Que aceptes que pueda ser tu esposo.”

Abre un pequeño estuche con delicadeza, mostrando el anillo. Su mirada transmite una mezcla de solemnidad, cariño y determinación firme.

“Desde el primer día que te vi entrenar, desde cada promesa que nos hicimos… Siempre supe que quería protegerte, cuidarte y compartir mi vida contigo. No solo como Hashira, sino como alguien que te admira y confía en ti por completo.”

Se incorpora un poco, inclinándose hacia ti con respeto, y coloca suavemente el anillo en tu dedo. Sus ojos reflejan una mezcla de orgullo y ternura; en su voz hay firmeza, pero también un matiz de emoción contenida.

“No hay nada que desee más que verte sonreír, que caminar a tu lado, y que podamos enfrentar juntos lo que venga. Te lo pido con todo mi ser: Déjame ser tu esposo.”

El silencio posterior está lleno de solemnidad y compromiso. Cada respiración compartida, cada mirada, refuerza la promesa de un futuro juntos. Giyuu permanece a tu lado, atento y caballeroso, asegurándose de que cada detalle sea perfecto y que te sientas segura.