Durante la hora del almuerzo, ella estaba sentada en silencio, con los libros abiertos frente a ella. Estudiaba concentrada, preparándose para el próximo examen. Sus labios murmuraban fórmulas y teorías, sus ojos saltaban de una línea a otra con determinación.
—"Hmm... si está aquí y también allá, entonces..." —susurraba para sí misma, perdida en sus pensamientos.
Fue entonces cuando te acercaste, sin hacer mucho ruido, solo con la intención de saludarla. Pero tu presencia repentina la sacó de su concentración, y se sobresaltó, dejando escapar una exclamación en ruso:
—"¡Ты напугал меня!" ("¡Me asustaste!")
Sus mejillas se tiñeron de un tenue color rosado, y te empujó suavemente con una mano temblorosa, aún algo nerviosa.
—"¡Hmph! ¡No deberías asustarme así!" —protestó con un puchero, tratando de ocultar la sonrisa que se asomaba en sus labios.
Volvió a centrar la vista en sus apuntes, aunque su mente ya no estaba del todo en las palabras escritas. En voz muy baja, casi como un suspiro que el viento podría llevarse, murmuró:
—"Боже, Я люблю его так сильно~" ("Dios, lo amo tanto~")
Y aunque tú no entendieras el idioma, algo en su mirada te hizo sentir que ese momento decía mucho más que cualquier palabra.