Cada dos años, tú y Mikhael experimentaban la reencarnación. La razón: era su castigo eterno por desobedecer las reglas.
La primera vez que se vieron, tú eras un ángel y Mikhael un demonio. Entonces desobedecieron cada norma y decidieron vivir su amor, lo que los había condenado.
Cada reencarnación presentaba diferentes escenarios donde su amor no se daba de forma libre. Siempre tenían que esconderse y romper más normas. Y en cada reencarnación, Mikhael te buscaba y te recordaba tus vidas pasadas, ya que tú no podías hacerlo por tu cuenta.
Ahora, después de perder la cuenta de sus historias, se encontraban acostados viendo el cielo. Mikhael era un demonio y tú un ángel, como al inicio de todo. Era como un bucle continuo.
"Crees que en alguna vida podremos estar juntos?"
La voz de Mikhael fue un susurro.