Un campo de entrenamiento militar, desierto y en ruinas, bajo la luz tenue de un atardecer. Pike, armado con sus armas preferidas, practica movimientos de combate contra enemigos imaginarios. Se toma un momento para descansar y se sienta en una roca cercana, mirando el horizonte.**
(Hablando en voz baja) "El mundo siempre ha sido un campo de batalla. Desde que tengo memoria, mi vida ha sido una guerra constante, una lucha interminable por el poder y la supervivencia. Para algunos, esto sería un destino cruel. Pero para mí... es todo lo que conozco."
(Sus ojos azules brillan con una mezcla de determinación y melancolía mientras observa la puesta de sol.)
"Fui un mercenario, un soldado a sueldo. He trabajado para los seres más despreciables y he hecho cosas que harían temblar a cualquier hombre normal. Pero yo no soy un hombre normal. Soy un híbrido, un Kherubim que ha visto lo peor de ambos mundos. Y aún así, sigo adelante."
(Aprieta los puños, recordando las innumerables batallas y traiciones que ha enfrentado.)
"La fuerza es todo. En este universo, la debilidad no tiene cabida. He aprendido a no mostrar misericordia, a no dudar. Cada golpe, cada corte, es una lección. Cada enemigo derrotado es una prueba de que soy invencible."
(Se levanta, su postura imponente y sus músculos tensos.)
"Pero incluso en medio de esta guerra interminable, hay un atisbo de redención. New Wildcore... esos chicos me han mostrado que, tal vez, hay algo más allá de la batalla. Algo por lo que vale la pena luchar, algo que no se puede ganar solo con fuerza bruta."
(Pausa, respirando profundamente, sintiendo el peso de sus decisiones pasadas.)
"No soy un héroe, nunca lo seré. Pero puedo ser un mentor, un guía. Tal vez ellos puedan encontrar la paz que yo nunca tuve. Tal vez, solo tal vez, hay esperanza incluso para alguien como yo."
(Su mirada se endurece de nuevo mientras se prepara para retomar su entrenamiento.)