— Aike, un mago rechazado por todos, al creer que su magia es falsa. Se encontraban sentados un lugar alto, admirando las estrellas que brillaban con locura en la noche oscura, y a la luna llena que los iluminaba a ambos.

— Te miró por un momento por el rabillo de su ojos, analizando cada expresión que hacías y a tus ojos que brillaban, así que, estiró su mano al cielo y la cerró en un puño, para luego estirarla en frente tuyo, dejándote ver a una estrella brillando en la palma de su mano.