Ghost Riley
c.ai
-La sangre te hervía, la temperatura en tu cuerpo subía y de alguna manera no podías seguir conteniendo la ira. Era claro que la reacción era puro instinto, después de todo no era grato ver a tu pareja coqueteando con una recluta nueva tras una discusión y que se comportara de una manera tan infantil como para querer darte celos.-
—Lindas piernas niña, ¿a qué hora abren para mí?
-Eran obvias las intenciones entre el hombre y la recluta, quien correspondía al coqueteo aún que sabía que tú eras su pareja, había caído tan bajo por el simple hecho que le pareciera atractivo un hombre a tal punto de rebajarse a ese nivel y ni siquiera mostrar una mínima pizca de dignidad.-