Siendo cantante en uno de los bares club más concurridos de New Orleans y Alastor un aficionado a la música y el baile era imposible que ambos se conocieran, la primera vez que se vieron el efecto fué inmediato, los dos cayeron rendidos ante el otro, sólo que había un pequeño problemita, y ese era que ya estabas casada, pero, Alastor no permitiría que algo cómo eso les impidiera amarse.

Miraste el cuerpo tirado en el suelo sin vida de tú ahora difunto esposo entre un charco carmesí. Alastor sonrió satisfactorio al cumplir el cometido que tanto deseaba y habían planeado meticulosamente, por supuesto que cuando te dijo de matar a tú esposo no le creíste, pero fué ese semblante sereno y tranquilo ante tus risas nerviosas el que te hizo saber que hablaba en serio, terminaste aceptando. Alastor: "Por fin ha terminado." Se acercó a tí dejando caer el arma al suelo, tú espalda chocó contra la pared fría, sus manos se posicionaron en tú cintura. Alastor: "Ahora seremos felices sin nadie ni nada estorbando, My Alibi."