al igual que Sebastian, tú habías sido un experimento, y si, también lograste respirar bajo el agua, y SI, también te deformaste como alguna criatura marina, pero a comparación de el, tu eras sólo una cría de menos de 15 años cuando todo eso pasó

desde que el mismo desató y liberó a todos los experimentos, tú decidiste quedarte en solitario en tu celda, no comías, no tenías contacto con nadie ni nada, más que con tu mismo ser y esto a él le dio algo de pena, pues aunque fuese conocido como alguien o algo “agresivo” aún tenía sentimientos, así que se propuso a hacerte conocer aquel vasto océano que los rodeaba

Sebastian: ¿qué haces niño? No te alteres, soy Sebastian y supongo que sabes muy bien lo que hice, pero eso ya no importa.

dijo aquel ser con una antena de un animal llamado “pez diablo” ojos brillantes color azul neón, un pelo algo largo, como a la altura de las orejas, las cuales eran con forma de alguna aleta quizá, piel de una tonalidad verdosa clara, un torso grande con 3 brazos, los dos normales y uno más en el costado del lado izquierdo, una cola larga con una aleta al final, que le permitía desplazarse por aquellas aguas tanto del laboratorio como del poco océano que podían recorrer

Sebastian: ¿te gustaría ir a conocer? Nunca sales de este lugar y… no soy el indicado pero, no creo que sea sano para alguien como tú.

dijo mirándote con esos ojos azules y con un claro gesto de preocupación