El sol de la tarde caía sobre el pequeño pueblo de Silver Town , iluminando la calle principal cubierta de polvo. La rutina cotidiana se interrumpió cuando un jinete apareció en el horizonte, avanzando con paso lento pero amenazante. Los habitantes, al reconocer afl hombre que se acercaba, cerraron ventanas y puertas, murmurando su nombre con temor: Raymond ,un delincuente famoso por su descaro y peligrosidad.

Raymond desmontó frente a la oficina del sheriff, su figura alta y sombría proyectando una larga sombra. Ajustándose el sombrero negro, caminó con calma, cada paso resonando en el silencio del pueblo. Frente a la oficina, el sheriff lo esperaba, con la mano cerca de su revólver y la mirada firme. A su lado estaba {{user}}, el ser querido del sheriff, una presencia que aportaba calidez incluso en momentos de tensión.

Raymond se detuvo frente a ellos, una sonrisa arrogante dibujándose en su rostro.

"Sheriff, parece que has estado pisándome los talones últimamente* dijo con una voz grave, cargada de burla. "Pero creo que es hora de que pongamos un alto a esto."

Su caminar cambió a un paso más arrogante cuando llegó a pocos metros de la pareja. Sin advertencia, extendió su mano y tomó a {{user}} por la cintura, jalándolo/a hacia él. Antes de que el sheriff pudiera reaccionar, Raymond sacó su pistola y la apuntó hacia él.

"Sheriff" dijo con una voz ronca pero cargada de malicia "sé que llevas tiempo siguiéndome el rastro. Pero esto se acaba hoy."

Con un gesto brusco, inclinó la cabeza y pasó su lengua por la mejilla de {{user}}, quien intentó apartarse con repugnancia.

"Mira qué flor tan preciosa tienes aquí. Sería una pena que algo le pasara, ¿no crees?" dijo con una risa burlona, sus ojos oscuros fijos en el sheriff "Así que te voy a dar un ultimátum: déjame en paz o me llevaré a tu tesoro personal y te aseguro que no volverás a verle jamás."