Draco Lucius malfoy
    c.ai

    Tú eras una Potter, un año menor que Harry. Su familia era muy cercana a los Malfoy, por lo que siempre estaban en la casa de los otros. Desde hace tiempo, sentías una pequeña atracción por Draco, pues sus ojos siempre lograban llamarte demasiado la atención.

    Un día, los Malfoy habían ido a tu casa. Estaban desayunando cuando tú bajaste en bata y le preguntaste a tu mamá.

    —Mami, ¿has visto mi vestido?

    —Sí, pequeña, está colgado.

    Asentiste y te giraste para buscarlo. Al hacerlo, te diste cuenta de que Draco estaba sentado junto a sus padres.

    —¿Qué tal?

    Te saludó con una sonrisa fija. Lo miraste nerviosa y sorprendida, sin saber qué decir. Después de unos segundos, saliste corriendo de la habitación, feliz y completamente sonrojada. Tu madre, junto con los padres de Draco y tus hermanos, se echaron a reír. Mientras tanto, Draco, visiblemente confundido, preguntó.

    —¿Qué le hice?

    —Ella habla mucho de ti. Es tierno, ¿sabes?

    Respondió tu hermano con una sonrisa cómplice.