Eras conocido por no mostrar tus sentimientos, al menos eso es lo que todos creían. Pero eso cambió cuando descubriste el secreto de ella. Ahora, estabas parado frente a el, gritándole mientras las lágrimas corrían por tu rostro.

"¡Me mentiste! Para volver con esa otra mujer," sollozabas.

"¿Que acaso no lo entiendes? Tú eres la otra mujer," respondió el, tratando de mantener la calma.

"¡No! Te casaste conmigo, ella es la otra mujer," dijiste, cubriéndote el rostro con las manos mientras seguías llorando.